El advenimiento en tiempos recientes, en las esferas de poder, de políticos que cuentan con un currículum únicamente poblado de servicios a sus respectivos partidos y experiencia laboral nula, o insignificante, ha derivado en la creación de autoproclamados líderes de la modernidad en la dirección de la Administración Pública, que desconocen el esfuerzo, dedicación y trabajo necesarios para acceder a un empleo público como funcionario de carrera, no como electo cargo público.
El acceso al cargo público mediante las elecciones, si bien permite que, de forma democrática, pueda ser nombrado diputado (y por ende ministro) una persona notoriamente reconocida por sus méritos en el ámbito laboral también ampara que personas con disparatadas ideas lleguen a tan alta representación, constituyendo todo un peligro para la sociedad, pues son una bomba de relojería en cuanto al campo de las ideas se refiere. Seguir leyendo en La Informacion.com