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La formación de un Inspector de Hacienda

Todavía hay personas que hoy en día identifican a un Inspector de Hacienda con el señor serio que va con un traje y un maletín a visitar las empresas para investigar bolsas de fraude. Es decir, una buena parte de la población española entiende que un Inspector de Hacienda es lo que en la Agencia Tributaria llamamos un “inspector de cartera”.

Sin embargo, los destinos que se ofrecen al Inspector una vez que ha superado el proceso de oposición, ha sido nombrado funcionario en prácticas y ha aprobado el curso de un año en el Instituto de Estudios Fiscales, son muy variados. Ello determina la necesidad de formación en múltiples materias que quizás son más desconocidas para el público, y que son las que pretendo acercar con estas líneas.

De forma resumida, puede optar por desarrollar una carrera en la Agencia Tributaria, dentro de la cual a su vez existen áreas muy distintas como gestión, inspección, recaudación y aduanas; por trabajar en el propio Instituto de Estudios Fiscales, en la Dirección General de Tributos, o en los Tribunales Económico-Administrativos (TEAs). Dentro de algunos de esos destinos, a su vez, puede desarrollar sus funciones en los Servicios Centrales y Territoriales.

Mención especial merecen los TEAs en donde existe desde hace años un importante atasco en la resolución de reclamaciones que requiere de medidas estructurales. Al respecto, la propia Asociación de Inspectores de Hacienda ha propuesto alternativas para solucionarlo, o al menos, mejorarlo en parte.

En los Servicios Territoriales, el Inspector de Hacienda normalmente comienza su actividad en una Unidad de Inspección en calidad de actuario y en su desarrollo profesional puede ocupar las Jefaturas de Dependencia, o Administrador de alguna de las Administraciones de la AEAT.

A su vez, la variedad de destinos que conforman la carrera profesional de un Inspector de Hacienda debe adaptarse a la realidad de estos tiempos. En la sociedad actual, el trabajo para toda la vida tiende a desaparecer. Con el aumento de la esperanza de vida, hay que asumir que viviremos más años, lo que llevará a que nuestras vidas profesionales sean cada vez más largas. La sociedad de la información en la que estamos ha de transformarse en la sociedad de la formación, ya que requiere un continuo reciclaje y aprendizaje a lo largo de los años.

Se estima que en el mundo laboral tendremos entre 5 y 7 trabajos a lo largo de una carrera profesional y la Inspección de Hacienda no es ajena a ello. Esta tendencia se ha acelerado de forma vertiginosa con la pandemia y la irrupción del teletrabajo y la formación digital que ha pasado de tener un carácter residual a convertirse en una parte fundamental y sujeta a un crecimiento exponencial.

Formación constante y estudio continuo de novedades normativas 

Por otra parte, la hipertrofia legislativa generalizada en muchas materias y especialmente en el campo tributario, ha dado lugar a que tanto los asesores como los inspectores necesiten estudiar continuamente novedades normativas, ya no sólo modificaciones en los tributos vigentes, sino incluso creación de nuevos impuestos, y no sólo en el ámbito estatal, sino autonómico e internacional. Aunque no es el objeto de este artículo, la verdad es que debería replantearse esta creación continua de normas y, seguramente de peor calidad en aras de la necesaria seguridad jurídica.

Otro de los aspectos que ha avanzado espectacularmente en los últimos años es la cada vez mayor importancia de la fiscalidad internacional, que determina la necesidad de formación, no solo en esta materia, sino lógicamente en el estudio de idiomas, especialmente el inglés, que hace que un Inspector de hacienda que no domine dicho idioma vea cada vez más limitadas sus posibilidades. Desde hace bastantes años se exige un examen de inglés para aprobar la oposición que, año a año se hace más exigente, pero que seguramente debería convertirse en oral y darle mayor importancia en relación al resto de exámenes. Recordemos que, una vez el inspector es  nombrado funcionario en prácticas debe superar un curso de inglés que, al menos en mi promoción duraba unas 60 horas. Quizás debería incluirse esta tarea tanto en las mejoras de los procesos selectivos del personal en los próximos años, como en la formación habitual dentro de la carrera profesional.

Por una parte, el IVA está armonizado a nivel comunitario y la imposición en materia de sociedades también está sujeta (o debiera estar sujeta) a coordinación siguiendo los criterios de la OCDE. Va adquiriendo mayor espacio e importancia en el debate político la necesidad de que los gigantes tecnológicos tributen allí donde obtienen los beneficios. Tal es su importancia que el proyecto BEPS ha incluido en su primera acción la necesaria tributación de la digitalización. Cada vez se producen más operaciones internacionales y en el entorno digital, de forma que ha pasado de ser una especialidad a la regla general. En los casos en que no se produzca la correcta armonización, podemos pasar de la doble imposición a la doble no imposición.

Por otra parte, el control de los grupos, que antes era minoritario y se desarrollaba fundamentalmente en la Delegación Central de Grandes Contribuyentes, ha ido intensificando su importancia, tal y como lo recogen los Planes de control Tributario y cada vez necesita de la participación de las Dependencias Regionales de Inspección. Ello requiere una mayor formación en el ámbito de dicha tributación, tanto en el marco del Impuesto de Sociedades como en el del IVA.

Periódicamente se publican Directivas y Reglamentos comunitarios que deben ser estudiados por la Inspección para desarrollar su trabajo. No comento en estas líneas los destinos aduaneros en los que es de aplicación directa dicha normativa, ni la función de los compañeros destinados en la Dirección General de Tributos que trabajan directamente en la formación de dichas normas.

Hay que reconocer la labor de formación tanto de la Agencia Tributaria y del Instituto de Estudios Fiscales (nuestra querida Escuela de Hacienda Pública). Además de los Planes de Formación anuales, los Inspectores, una vez superado el proceso de selección, deben superar un curso de un año en dicha institución. La mayoría de los compañeros guardamos un grato recuerdo de dicho periodo vital.

Colaboración con instituciones comunitarias

También los que hemos tenido la oportunidad de cursar algunos de los Programas especiales, en mi caso el Curso de Alta especialización en fiscalidad financiera, tenemos un maravilloso recuerdo de dicha experiencia, que ha aportado mucho a nuestra carrera profesional.

En resumen, dentro de los retos que debe abordar la formación de la inspección, quiero destacar la colaboración con instituciones comunitarias, especialmente la Comisión y su dirección TAXUD, e internacionales (OCDE y en especial, el CTPA). En la carrera de los Inspectores, para afrontar los cambios que ha supuesto la nueva economía digital, el comercio electrónico, los nuevos modelos de negocio y la globalización, deberá ser lo corriente y no la excepción, la formación y el desarrollo de la carrera, o al menos en una parte de ella, en organismos internacionales.

También quiero reconocer el esfuerzo tanto de los distintos Departamentos en el marco de la propia Agencia Tributaria como del Instituto de Estudios Fiscales. Aún así, debería avanzarse en esta formación y hacerla extensiva a todos los inspectores para abordar la complejidad creciente de las actuaciones defraudadoras. En una economía global como la española, la Agencia Tributaria ha de afrontar los nuevos retos que supone tener que actuar frente a actuaciones defraudadoras de gran complejidad.

Comenzaba hablando de la imagen del inspector de hacienda serio del traje gris. Quiero terminarlo recordando las palabras de Pascal Saint-Amans, director del CTPA, algo así como la Agencia Tributaria dentro de la OCDE:

“Twenty years ago, when I started saying that you were working on tax,

People would just just say: Ok, fine, great.

Now, it´s almost sexy to work on tax matters.

Why?

Because it´s about fairness.”

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Pablo Fernández Miser

Inspector de Hacienda del Estado. Autor de los libros «El abogado del Porsche» y «El secreto del éxito en las oposiciones»

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