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Economía sumergida: una cuestión de usos y costumbres

Como cada sábado, el Inspector de Hacienda quedó con su amigo Vicent, para desayunar en la cafetería y dar después el paseo de la mañana.

  • ¿Qué cuentas, Vicent?
  • Pues mira, terminando ya la reforma del piso. Al final accedí a la propuesta del constructor de pagarle los 10.000€ en efectivo. ¡Ya sé lo que me vas a decir, pero ahorrarme 2.100€ del IVA es lo que me costaron las vacaciones con mi familia en Semana Santa!
  • Es que no es solo eso, Vicent. Basta con que el menda tenga al año cuatro clientes como tú, que tampoco declarará en su IRPF nada menos que 40.000 eurazos. Tú, por eso, apoquinas todos los años un 25%. Y también estás infringiendo la normativa que limita los pagos en efectivo a los empresarios.
  • Bueno, pillar eso será asunto vuestro, que para eso estáis.
  • ¡Pues no! ¡Bien que te quejas luego de que no funcionan los servicios públicos! Tan culpable es el que hace el mal como su cómplice.
  • ¡No te pongas así! Algún partido político ha hecho esto mismo para reformar su sede. ¡A ver con qué cara me dicen a mí que no lo haga!
  • Ciertamente, aquel partido no dio buen ejemplo; pero ha sido procesado y condenado, Vicent… ya lo has visto. No hay que dejarse seducir por el lado oscuro de la Fuerza.

En estas, llega la camarera a cobrar.

  • ¡Qué tal, guapa! ¿Cómo te va? No te veíamos desde que te pusieron en ERTE.
  • ¡Uffff…, fenomenal! ¡Mejor que nunca!… En realidad, sigo en ERTE; lo que pasa es que, como el fin de semana hay más jaleo, me dice el jefe que venga sábados y domingos y me paga estas horas en negro. Así que, entre el subsidio del SEPE y esto, estoy cobrando lo mismo que antes de la pandemia, pero trabajando solo dos días a la semana. ¡Viva la economía sumergida!

Se levantan de la mesa, y cogen el camino de las huertas, para pasear por los naranjos.

  • ¿Lo ves, inspector? En todas partes cuecen habas.
  • ¡Anda! Vamos a pasar por la parcela de Ximo, a ver si nos regala naranjas de las que están por el suelo…
  • ¡Bon día, Ximo! ¿Nos darás algunas frutas?
  • Sí, coged de las caídas, si no os importa que tengan agujeros.
  • Ya vemos que te ha venido gente para la recogida. Entre rumanos y marroquíes…
  • Pues ya que lo decís, os explico lo de ayer… Se me presenta uno de ellos y me dice que si tengo trabajo para él. Le digo que sí, a 50€ la jornada, y me responde que empieza entonces ya mismo. ¡No tan deprisa, amigo! – le respondo – que tardan unos tres días en formalizar los papeles en la Seguridad Social. ¡No, no…, nada de eso! – me dice -; los servicios sociales me están dando 400€ por mi mujer, otros 400€ por mí, más 150€ por cada uno de mis tres hijos por ser familia numerosa; si me consta que trabajo, lo pierdo todo. Así que aquí le tengo, cobrando en cash; que tampoco me bien mal, la verdad sea dicha, porque a cambio le pago menos que al resto.

Dejando las fincas, avanzan hacia el paseo marítimo, para disfrutar la brisa de la playa.

  • Ya te digo que son usos y costumbres muy arraigados. La gente tiene que sobrevivir.
  • ¡Caramba, Vicent, lo que pasa es que esto es masivo! ¡Ya van tres en una mañana! Además, la gente honrada también tiene que sobrevivir, y lo hace sin acudir a trampas. Un país no debe funcionar así. No puede ser que la sociedad demande una honradez a los poderes públicos que, a nivel individual, los propios ciudadanos vulneran.
  • Por cierto, te quería hacer una consulta: mi suegra, que pasa ya de los ochenta, está dando todos los meses 500€ a mis críos; ya sabes, para evitar el Impuesto de Donaciones. ¿Tendrá problemas con la Consejería de Hacienda de la Generalitat?

El sol aprieta, y ya son las once.

  • ¡Bueno, Vicent! ¡Suficiente por hoy!… Me parece que voy a hacer natación en el mar, porque, francamente, hay días en que uno se siente más a gusto con los peces que entre los humanos.

A pie de playa, aún tuvo tiempo de cruzarse con el coche de la Benemérita, que patrullaba vigilando la costa, y paró a charlar con la conductora:

  • ¿Qué tal ha ido la semana?… ¿Poniendo muchas multas?
  • ¡Qué te voy a contar!… Más de cincuenta por exceso de velocidad y una docena por saltarse la señal de stop o semáforos en rojo. Si la gente no es capaz de obedecer las normas de seguridad vial, cuyo cumplimiento no exige pagar un céntimo, ¿cómo les vas a convencer para pagar impuestos? El caso es incumplir las leyes y vivir en la anarquía…

Ya nadando, con las aguas cristalinas y el mar en calma, el inspector ve un enorme banco de peces, danzando en bloque de izquierda a derecha, con una armonía y coordinación admirable.

  • ¡Eh, peces! ¿Cómo hacéis vosotros para organizaros tan bien?

 

José Bescós Cano, Inspector de Hacienda del Estado

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Jose Bescós Cano

Inspector de Hacienda del Estado, Delegación Central de Grandes Contribuyentes

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